“A la escuela primaria “Manuela Olivares de Espita Yucatán 1995”
La casa en que vivimos
Es amplia vetusta y solariega
Escasa de tristezas
Anida golondrinas
En todas sus piezas.
Solemne, majestuosa
Puntual y cariñosa.
A veces bullanguera
Festiva y respetuosa.
Señora del tiempo
De lunes a viernes
Puntual a la cita.
Escuela tu eres
Señora de Espita,
Así es nuestra casa
Sobria y palaciega.
En ella distinguidas
Damas,
Dilectas mentoras
Orientan, enseñan
Como profesoras,
Educan, adiestran.
Con amor guían
A lindas princesas,
Príncipes mayas.
Aun huele a pan
A dulce chocolate
Y los niños corren
Corren prestos
a la escuela.
En ella los espera
Nuestra directora.
Ella los acoge
Los mima los
Besa y entre beso
Y beso
Su canto embelesa.
Anima y abraza
Es liquida fuente
De inspiración.
El duque de H.
Sin par caballero
Escolta a los niños
Que son de primero.
El mentado duque
De gafas brillantes
Detrás de los niños
Avanza y se aleja
De prisa a diario
Con una libreta,
Cuidando a los
Niños,
Que son de primero.
Un oficio limpio
Es el de Don Rodo
Es fiel escudero.
Don Rodo platica
Con mucha avidez
Moviendo su lanza
Con gran rapidez,
Su lanza no brilla,
Pues es una escoba.
La gira en el suelo
El soba que soba.
Arrima una silla
Y se sienta David
El otro escudero
David gran amigo
Su cara redonda
Permite que guarde
Que esconda
Una leve sonrisa,
Mas no tarda mucho
Y estalla la risa
Él es escudero
Como Sancho Panza.
El buen José Luis
Le dicen “Colado”
El corre descalzo
Tira a la canasta
Y cae de lado.
En este palacio
Que es nuestra casa
Moran los recuerdos
De niños y niñas,
De padres y madres
Que dieron su esfuerzo
Por legar a Espita,
Hombres y mujeres
Con sólidos valores.
Hoy te dejo casa;
Pared amarilla
Floreros colgando
Sagrado blasón
Beso tu manita
No te digo adiós
Porque permaneces
En mi corazón.
En el otoño de 1995 llegue a la “Atenas” del oriente yucateco, Espita. Su gente, su clima, su paz y los compañeros y compañeras maestros. Los niños y niñas de la bella escuela “Manuela Olivares” me permitieron vivir durante un año escolar, una de las más hermosas etapas de mi vida como educador. A ellos este humilde presente.
Muchas gracias, que Dios guarde a esta preciosa gema de nuestro eterno Mayab