Yo…
extraño al amigo diligente
aquel que presto respondía a mi llamado,
y que un abrazo me obsequió
porque para su amiga lo guardó.
No lo merecía,
porque para mitigar mi melancolía
y apagar su propio infierno,
hacía esfuerzos supremos,
pues acallar su deseo, era una agonía.
Él me tendió la mano evitando que cayera,
con sabiduría me guiaba
con su experiencia me bañaba,
y en silencio me amaba.
En esta tarde gris el parque sólo se encuentra,
el árbol me mira y lentamente se deshoja,
me invita a ocupar una banca
que cubre de hojarascas para mí.
¿Qué tienes? pregunta
tristemente expongo mi dolor,
¡Extraño al amigo!
¡Extraño su amor!
Autora: Sonia Mayllend
Mexicana
07/Febrero/2020