Un día desperté y salí a volar,
sin rumbo fijo planeé por el lugar;
mirando al frente, no veía nada,
nada buscaba y nada encontraba.
Seguí volando, también planeando,
al horizonte alcancé a divisar una bandada,
no sé de qué aves se trataba;
decidí dar vuelta haciendo esquina,
confraternizar no era mi intensión.
Sentí molestia contra aquella parvada
pues provocaron que mi ruta se alterara;
mi destino era al frente, la nada
recapacité un momento, sin dejar de avanzar,
¿en qué si no buscaba nada?,
¿qué me hizo enojar?
la verdad es que buscaba unas nubes
que al parecer ese día se fueron a descansar.
En kilómetros a la redonda,
llámese norte, sur, arriba o al otro lado,
en ningún lugar las pude hallar.
¡Ah malditas aves, por su causa ya me puse a pensar!
si en mi vuelo no se hubiesen atravesado
estaría volando directo hacia la nada
sin pensar en la mismísima nada.
¿Y las nubes?, ¿dónde están las nubes?
¿acaso de mí se esconden?
¿será tal vez que mis intenciones conocen?,
ellas tienen la capacidad de presentir
el aire les avisa de cualesquier devenir,
por ese motivo volaba sin pensar en nada
mi propósito malogró la inoportuna parvada;
Una tarde, siguiendo la ruta de atracción,
el banco de nubes aglutinadas
mandaron un rayo fulminante
y ni una pluma quedó.
¡pues que lo sepan de una buena vez!
volaba para enfrentarlas, desafiarlas
y pedirles una satisfacción.
Sigo volando con el corazón herido
hacia la luz que me indica el camino;
mi vuelo se hace lento, es ascendente y
…el encono desapareció.
Al cielo voy, en pos del amor.