Me gustas cuando duermes en la hamaca sin reservas,
dormida y apegada a tu mundo de sueño.
Pareces una estatua repleta de silencio.
y llueven mis palabras y ellas no te alcanzan.
En el cielo de la hamaca te dibujas por completo,
como si flotaras lentamente entre un río de nubes.
Son estas horas nuestras de ausencia inamovible
en que duermen las palabras desatando los luceros.
Lejos de mi te desenredas en paisajes diferentes.
Cerca de mi te quedas rendida y somnolienta,
como si fueran flechas las horas divididas,
y el sueño un mar de redes que alejan nuestras vidas…
Unidos y distantes en la hamaca sin reservas,
navegamos cada noche en la hiel del desencuentro,
¿Será acaso el sueño un barco sin un puerto definido?
¿O solo un mar de niebla azul que nos divide?
Mientras tanto te contemplo solo y aguardando
tu jovial resurrección de ese instante de muerte.
Porque el sol nos une y la noche nos separa.
Cisne de frutas largas inertes y dormidas.
Dime como saber lo que ocultas cuando sueñas,
y como poder entrar en tus sueños cuando duermes.