Aprendes a ser fuerte
cuando la vida te aplasta,
cuando la profundidad del mar
te arrastra a centímetros del infierno,
cuando solo tú,
puedes salvarte.
Aprendes a enfrentar el miedo
cuando descubres
que luchar es el camino,
cuando te aferras a salir del fango,
cuando sientes que tus ojos
llenos de oscuridad y lamentos
necesitan respirar luz.
Aprendes a ser valiente
cuando tus alas rotas de dolor
gritan parcharse de esperanza,
cuando te envuelve el torbellino
de la duda y el miedo
y no son capaces
de paralizar tus sueños.
Aprendiste a ser fuerte
cuando te cubriste de destellos,
cuando la marea suave
cantó tu resurgir del pantano,
cuando te vestiste de algas marinas
y el mar se detuvo a acariciar tus espasmos
y con sutil abrazo fue curando
las marcas de las fúnebres muecas
que atormentaban tu pasado.