LAS AVENTURAS DE FLORIPONDIA
Floripondia es una gallina muy bonita, le encanta mucho bañarse bajo el sol extendiendo sus alas y presumiendo su plumaje color café con amarillo que tanto le chulean los gallos – y que es envidia de las otras gallinas- . Desde que salió del cascarón, se notó que no sería como cualquiera de las demás del granero, ella era diferente, tenía algo muy especial.
A sus escasos dos meses, Floripondia ayudaba a su mamá en arreglar el granero, con su pico escoraba la paja y acomodaba minuciosamente cada espacio de los nidos para que los huevos estén seguros. Además, ayudaba a las otras gallinas para educar a sus hijitos, enseñándoles dónde, cómo y cuándo conseguir alimentos, tener cuidado con quiénes deberían “hablar”, etc.
La vida en el gallinero era siempre muy alegre: Los gallos coquetos presumían su canto para impactar a las polluelas y los cacareos constantes de las “ponedoras” que orgullosamente gritaban a todo mundo que habían ovado un futuro pollito.
Sin embargo aquella noche algo extraño sonó en los matorrales cercanos al gallinero, se trataba de la presencia de Cornelio, un zorro muy mañoso quien se distinguía por ser el terror del lugar.
Toda la comunidad gallinesca dormía pero no así una: Floripondia, quien con su fino oído pudo percibir aquel sonido y reprimiendo el susto que se llevó al ver la cara de aquel depredador, sigilosamente fue a dar aviso al gallo Timoteo quien era el más fuerte y gritón del gallinero, entonces fue tanto el alboroto que armó él y las demás gallinas alteradas, que el patrón del rancho salió armado de un rifle disparando al aire. Cornelio dijo “patas para qué te quiero” y emprendió la veloz huida. Tendría que pensarlo dos veces para regresar a aquel lugar.
Esa noche todos finalmente recobraron la calma, no sin antes darle un caluroso “aplauso” a Floripondia, quien fue la heroína de esta historia y otras más que les iré contando…