Ray estaba solo en la casa, las paredes descarapeladas y sin pintar, las cortinas cerradas, los muebles envejecidos y el piso de madera con olor a rancio aumentaban su molestia, tenía hambre…
La mujer 20 años más joven llegaba del trabajo, giró la llave y la vieja puerta chirrió al abrirse. Lo encontró ahí donde siempre; sentado y dispuesto a discutir por quítame estas pajas. Le obsequió un hola fingido y una falsa sonrisa que él contesto con un mugido frente al televisor sin voltear a verla.
Ya estaba harta de él, de verlo ahí sentado, encerrado sin hacer nada, temeroso de algún monstruo imaginario que le llevó a la parálisis total, pero ella tenía planes para el viejo tacaño.
- ¡En un momento estará lista la cena Ray!
- Otro mugido…
El veneno que le puso en el plato debía ser suficiente para matar un caballo, no podía fallar
- La sopa sabe medio chistosa Carla…
- Pues es lo único que hay y te la comes, hasta mañana voy al súper
- Otro mugido
Se fue quedando poco a poco dormido, cuando lo vio roncar hizo una llamada.
- Amor este arroz ya se coció
- Voy volando…
Cargaron con el viejo en un costal y ya lejos de la ciudad, rumbo a Acapulco, lo tiraron desde un puente; lo que quedaba de Ray se despedazó en la pendiente de rocas para finalmente caer al agua, subió un poco y se fue navegando despacito por el río. Fue propiamente despedido con un suspiro de alivio de ambos y de ahí directos al puerto.
A la noche en un Motel de carretera platicaban.
- No sabes el trabajo que me costó falsificar la firma del viejo
- Eres mi bella genio Carla
- Hice también las transferencias
- Eres un amor de eficiencias
Alguien toca a la puerta,
- ¡Ay quien será Arturo!
- ¿Quieeén?
La puerta se abre de una patada y entran varios hombres como paramilitares de negro, armados y encapuchados; la toman a ella, la amarran y la amordazan mientras el permanece impávido sentado frente al televisor. Ella con los ojos desorbitados lo ve a la cara, pero Arturo tranquilamente se voltea.
Entre gritos apagados la meten a un costal y salen corriendo. El último en salir se voltea y lo mira, le hace una seña con la mano con el pulgar arriba que él responde igual. La puerta se cierra de un portazo.
- Que monserga con esta tipa, ya me había cansado.
Noviembre de 2018