¿Dónde está la justicia, si la hubiera, en el conflicto entre Kekén y los defensores de los cenotes de Homún? Algunos ya tomaron partido, el propio gobierno estatal, por la mega granja y otros, algunos grupos activistas y ambientalistas, se han puesto del lado de los natos del municipio y administradores de los centros eco turistas de la región.
Tengo la impresión que la opinión pública se encuentra del lado de los campesinos mayas, por ese sentimiento de solidaridad social que suele aflorar cuando un pequeño se enfrenta a un gigante. La clásica historia de David y Goliat.
En dicho relato se asume que la justicia le asiste a Israel, y a su representante David, frente a Goliat, del pueblo de los Filisteos.
El gobierno anterior y el presente han declarado que la razón le asiste a la mega granja, habiendo cumplido todos los requisitos que la ley exige en este tipo actividad, lo que supone que la operación de la empresa no contaminara las aguas de los cenotes, digamos materia prima sustantiva del ecoturismo que permite a los lugareños ganarse la vida.
Sin embargo los de Homún y sus apoyadores, responden que aquello no es así y la contaminación es una amenaza latente a los cenotes. ¿Tienen razones para dudar de la palabra del gobierno y representantes?
Desgraciadamente sí. Una y mil veces la realidad ha demostrado que empresas de este tipo y destacadamente las maquiladoras pueden aparentar cumplir con los requisitos que marca la ley y sin embargo, muchas veces responden papeles y documentos inverificables.
En Motul, para dar un ejemplo de cómo se las gastan esas empresas, se desconoce dónde tiran sus deshechos contaminantes, que durante un tiempo lo mismo lo tiraban en terrenos aledaños que en el basurero municipal, que hoy por hoy debe ser terreno de infección pues es conocido que empresas de Mérida canalizan para allá deshechos que no les reciben en los ubicados en la capital. Claro, aprovechándose de la debilidad del municipio que no tiene capacidad, ni técnica ni económica, para manejar la situación.
Por ello, la sospecha de la corrupción oficial, otra vez, torna increíble las afirmaciones de que los empresarios no han cumplido cabalmente los prerrequisitos para operar sin contaminar el medio ambiente de la región.
Si las autoridades están esperando que les crean, pueden sentarse porque se van a cansar de esperarlo. Tendrían que hacer más que eso, específicamente demostrando que efectivamente sus programas de sanidad e inocuidad ambiental son suficientes. En caso contrario el conflicto seguirá gozando de legitimidad. La mula no era arisca…