Abraza mis miedos agitados,
roza con tus manos mis desvelos
y cántame lunas llenas,
mientras desvaneces mis lamentos.
Besa mi frente olvidadiza,
acaricia con miradas mis espinas
y baila de nostalgia en mis pupilas,
recordando aquellos tiempos
en los que fluía con la vida.
No permitas que las quejas
se apoderen de mis ecos.
¿Qué son ellos si no tienen poder?
¿Si se pierden con el tiempo?
Resetea cada espacio de mi cuerpo,
amputa el dolor que me doblega,
sé fuente en mi jardín marchito,
siembra en mi pecho una higuera
que alumbre las pesadillas que me queman.
Sé mi canto,
mi danza,
mi poema más tierno,
mis lágrimas tornasol,
mi arte,
mi musa,
la mirada que me consuela,
el beso que une mis cristales
cuando los inviernos queman.
Sé mi abrazo infinito,
la fuerza que me levanta,
mi guerrera,
mi amazona,
la mujer que más me ama,
sé mi infierno,
mi oscuridad,
mi luna.
Sé por siempre el amor que me repara.
Yo…
mirándome al espejo.