Era una noche estrellada
con una claridad de día;
nadie dormirse quería,
de la noche disfrutaban.
La luna aún no llegaba,
se mantenía escondida;
seguro estaba dormida,
porque mucho se tardaba.
El cielo azul despejado
y las estrellas brillando,
todos la luna esperando
y ella no se ha asomado.
Al fin por el horizonte
se logra ver su reflejo,
la luna frente al espejo
a las plegarias responde.
Muestra su rostro agraciado,
el que se arregló con esmero
e Ilumina el valle entero,
del cerro hasta la explanada.
Las estrellas muy felices,
sonrientes y seductoras,
saludando a su señora,
que no para de reírse.
Despierta está la pradera,
hay bullicio en todos lados;
el río avanza apurado y cruza
la sabana entera.
Y en esta noche tan hermosa,
cuando todo es alegría,
yo despierto todavía,
disfrutó la noche hermosa…
D.R.A.